domingo, 8 de julio de 2012

Monoide


En la oscura y peligrosa selva del álgebra, cerca de la frontera con el campo de los racionales, escondidos en las hojas del antiguo y gran árbol rojo-negro, vivía una pequeña manada de monoides. Vivían felices, coexistiendo en paz. Cada monoide se especializaba en una tarea en particular, la cual sabían realizar a la perfección. Sin embargo, los monoides era muy cerrados y no interactuaban entre ellos. Cada cosa que hacían, podían usarla solo ellos mismos o arriesgarse a perderla con otros monoides que tengan gustos en común.

Era una manera egoista, pero funcional de existir. Hasta que, un día, un monoide distraido se cayó del árbol. Aún confundido, se dio cuenta que no había muerto, sino que había sido rescatado por una hermosa monoide. Se quedaron conversando largo tiempo, dándose cuenta que tenían muchos gustos en común, a pesar de que supieran realizar tareas muy distintas.

Y así pasaron las iteraciones, compartiendo y conociéndose. Un día, el monoide enamorado decidió buscar un anillo conmutativo para unirse con su enamorada. Esto fue mal visto por el resto de los monoides, los cuales no eran un grupo racional y preferían la vida egoísta tradicional. Sin embargo, finalmente se unieron uno al otro. Forjando así un mismo deseo, dos maneras de desearlo. Y el anillo que los unió se hizo indistinguible de ellos mismos, (Z, +, *).

No hay comentarios:

Publicar un comentario