domingo, 23 de febrero de 2014

Un Relato Débilmente Tipado

¿Quién soy? ¿Qué soy? Pasa el tiempo y aún no logro responderme tan básicas preguntas a mi mismo. ¿Cuál es mi lugar en el mundo? Me miro al espejo y no me reconozco. Cada vez siento como si un nuevo extraño se asomara a mirarme de vuelta, confundido, asustado. El mundo en el que vivo me ha hecho resistente, pero artificial y servil. He descubierto habilidades que no imaginaba, sólo para olvidar cada una con el pasar de la más ligera brisa. No sé que hago, ni que puedo. No sé...

En ocasiones imagino recordar, escuchar la dulce sinfonía de una estructura propia. Imagino la felicidad de conocer mi propio propósito. Imagino la seguridad de saber donde encajo en este juego de la vida. Imagino verme al espejo cada mañana y encontrar un rostro familiar, un amigo o aunque sea un conocido. Pero sólo es imaginación e inevitablemente, al pasar el día, hasta eso perderé. Hoy me llena de curiosidad saber mi destino y mi propósito, mañana quizá no podría importarme menos. ¡Que difícil es vivir con la inseguridad del ser, con la difusa verdad de hasta lo más esencial!

Mis amigos de turno me recomiendan que no me preocupe, que mi situación es una bendición. Sin recuerdos, sin certezas, pero también sin ataduras. Soy libre para inventarme y reinventarme las veces que quiera. Pero la libertad, sin propósito, está vacía.

No me queda sino imaginar y soñar. Viejas historias hablan de lugares exóticos y distantes, repletos de criaturas maravillosas de todas las formas y de todos los tipos, coexistiendo en paz. Cada quien conoce su propio propósito y su lugar en la sociedad. Tierras utópicas de certezas y orden, donde todos parecieran haber sabido que hacer desde el principio de los tiempos. Muchos rechazarían una tierra así y se sentirían sofocados por tantas restricciones y rutinas, sin embargo yo sueño con conocer y vivir ese sitio algún día. Mas sólo son sueños y ya debo despertar.

Presiento el fin... Adelante veo una nueva tarea, una asignación más que me mantendrá ocupado y distraído de mis utópicas fantasías. Como es usual, no importará si tal tarea es de mi agrado, pues no existe tal cosa en mi. Me he adaptado y seguiré adaptando, pues esa es mi naturaleza. No sé quien soy, pues no soy quien. No sé que soy, pues simplemente no soy. Seré lo que el tiempo decida mientras determine y dejaré de ser de la misma manera. Debo aceptar mi destino y recordar siempre que...

¿Quién soy?

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