miércoles, 16 de diciembre de 2009

Ocaso

Se asoma al dormirse, despierto en sus sueños.
Susurro que danza al compás de una vela.
Sonidos que arropan la imagen del fuego.
Se viste de gala, con mil acuarelas.

Ardiendo en su seno, es el fin de otro día.
Cremado en el cielo le rinden honores.
No existe quien llore ni vele sus restos.
Tan solo un adiós de infinitos colores.

Entierro solemne que se abre al que quiera.
Arco iris en rojo que cubre las nubes.
El día se acaba y se rinda al ocaso.
La noche que aguarda en su lecho ya sube.

Se aferra a su fría presencia en lo oscuro.
La noche que espera, en sus sueños se salva.
Mas un nuevo día se asoma en su pecho.
Vistiendo un festín de colores al alba.

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